Tan abandonado durante años este blog.
Siempre pensando que no tenía tiempo y ahora lo que no tengo es libertad para salir, moverme, viajar, poder abrazar a mis seres queridos y seguir con mi rutina, esa palabra qu habitualmente tiene connotaciones peyorativas y que en este momento todo el mundo utiliza su rutina de deporte, ocio y quehaceres varios.
En estos momentos, abrazar el sol o mejor dejarme abrazar por él, respirar el olor de la primavera, palpar todo con naturalidad y sin temor y valorar aquello que a simple vista no tenía importancia pero que ahora lo echo de menos.
Pocas veces me había parado a pensar en los sentimientos de mis alumnos cuando les explico algo, pero ahora cuando corrijo sus pruebas, imagino su expresión facial, los aspavientos cuando no les gusta la calificación, su sonrisa, sus comentarios y sobre todo recuerdo sus abrazos y saludos al llegar y al marcharse cada día, hasta su voz recuerdo. Es un sentimiento de nostalgia tan profundo...
Está muy bien dar clases on line porque así no pierden el ritmo, pero es una profesión donde el mundo de las emociones, los sentimientos y la valoración de sus capacidades van en el mismo pack.
Según pasan los días, la comunicación entre ellos disminuye, no tienen nada nuevo que contarse, la situación de muchas familias ha cambiado, la preocupación por lo que les rodea y lo que será nuestra sociedad en unos meses les produce desasohiego. Debemos cuidar sus "cabecitas" que además son vulnerables ,sobre todo, aquellos que además pasan por la adolescencia que tienen doble trabajo, gestionar sus desajustes emocionales y el confinamiento.