¡¡¡¡Cambiemos el chip!!! nuestro estado de ánimo es muy fácil de transmitir, por tanto pensar en entusiasmo, ilusión, creer en lo que queremos hacer y en sonreir, es posible, solo tenemos que planteárnoslo y meditar en toda lo que tenemos a nuestro alrededor y valorar la cantidad de situaciones, personas, pensamientos... que valen la pena y lo que es más, si comunicamos a nuestros hijos todo la euforia y la esperanza que no hacen sentir tan bien con nosotros mismos, tenemos el sobresaliente en sentimientos asegurado y el bienestar mental que reporta es de una riqueza incalculable.
Hagamos reciprocidad de emociones y queramos a quién nos quiere, no olvidemos que el mundo de las emociones va ligado al intelectual y el equipo que forman es lo que provoca un desarrollo integral de las personas.